SI QUIERES RECIBIR TODOS LOS MESES LOS AVISOS DE LA PARROQUIA EN TU EMAIL ENVIANOS UN CORREO A: parroquiasanfulgenciocartagena@gmail.com DICIENDO: QUIERO RECIBIR LOS AVISOS DE LA PARROQUIA TODOS LOS MESES EN ESTE CORREO ELECTRONICO: (CORREO)


AVISO IMPORTANTE
CAMBIO DE HORA DE LA MISA DE LA TARDE A LAS 19:00 A PARTIR DEL 1 DE OCTUBRE

MEDITACIÓN UN BUEN ABOGADO

Tenemos de nuestra parte el mejor abogado defensor, que <<no habla mucho pero ama>> y que <<precisamente en este momento>> está intercediendo por cada uno de nosotros mostrando <<al Padre sus llagas>> para recordarle <<el precio pagado para salvarnos>>. Precisamente en la certeza de que <<Jesús intercede por nosotros>> el Papa Francisco centró la homilía de la misa que celebro el martes 3 de junio en la capilla de la Casa Santa Marta.


<<Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por estos, que tú me diste porque son tuyos>>, son las palabras de Jesús al Padre (Jn 17, 1-11). La primera lectura nos presenta otro <<discurso de despedida>>: desde Mileto San Pablo manda llamar a Éfeso a los ancianos de la Iglesia para despedirse, según lo relatado por los Hechos de los apóstoles (20, 17-27).

San Pablo les dice que no conoce su destino: <<No sé lo que me pasará allí – afirma – salvo que el Espíritu Santo, de ciudad, me da testimonio de que me aguardan cadenas y tribulaciones>>. El relato continúa con la noticia de que <<todos comenzaron a llorar y, echándose al cuello de Pablo, lo besaban; lo que más pena des daba de lo que había dicho era que no volverían a ver su rostro. Y lo acompañaron hasta la nave>> (Hch 20, 22-23. 37-38). Pablo los alentó a seguir adelante, a predicar el Evangelio, a no cansarse.

También el de Jesús –destacó el Papa- es <<un discurso de despedida, antes de ir a Getsemaní y comenzar la pasión>>. Y <<los discípulos estaban tristes>> por esto. Pero Jesús exclama “Te ruego por ellos”. Jesús ruega por Pedro, por Lázaro. Y en este <<mismo discurso de despedida ruega por todos los discípulos que vendrán y que creerán>> en Él.

Al respecto, San Pablo (Rom 8), explicó el Papa, <<nos dice que es una oración de intersección>>. De este modo, <<hoy, mientras nosotros rezamos aquí, Jesús ruega por nosotros, ruega por su Iglesia>>. Y <<el apóstol Juan>> nos tranquiliza diciendo que, cuando pecamos, sabemos que <<tenemos un abogado ante el Padre: alguien que ruega por nosotros, nos defiende ante el Padre, nos justifica>>.

Es importante, subrayó el Pontífice, <<pensar que Jesús está orando por mí. Yo puedo seguir adelante en la vida porque tengo un abogado que me defiende. Si soy culpable, si tengo muchos pecados>>, Jesús <<es un buen abogado defensor y hablará al Padre de mí>>. Y precisamente <<para destacar que Él es el primer abogado, nos dice: Os enviare otro paráclito, otro abogado. Pero Él es el primer. Y ruega por mí, en la oración de intercesión que hoy después de la Ascensión al cielo Jesús hace por cada uno de nosotros>>. Del mismo modo como <<cuando nosotros en la parroquia, en casa, en la familia tenemos algunas necesidades, algunos problemas, decimos “reza por mí”, lo mismo debemos decir a Jesús: “Señor Jesús, ruega por mí”>>.

¿Y cómo ruega hoy Jesús? <<Yo creo que no habla demasiado con el Padre: ama>>, respondió el pontífice. Y añadió: <<Pero hay una cosa que Jesús hace hoy, estoy seguro de que lo hace: muestra al Padre sus llagas. Y Jesús con sus llagas ruega por nosotros. Como si dijese: “Padre, este es el precio. Ayúdales, protégelos, son tus hijos a quienes yo he salvado”.

De lo contrario, advirtió el Papa Francisco, <<no se comprende por qué Jesús después de la resurrección tuvo este cuerpo glorioso, hermosísimo: no estaban las señales de los golpes, no estaban las heridas de la flagelación, todo hermoso, todo hermoso, pero estaban las cinco llagas>>. Y <<Jesús quiso llevarlas al cielo para rogar, para mostrarle al Padre el precio>>, como si dijese: <<Este es el precio, ahora no los dejes solos, ayúdales>>.

Y al rezar pidamos: Jesús ayúdame, Jesús dame fuerza, resuelve este problema, perdóname. Rezar así, precisó, <<está bien>>, pero al mismo tiempo no hay que olvidar decir también: <<Jesús ruega por mí, muestra al Padre tus llagas que son también las mías: son las llagas de mi problema en este momento>>. Así Jesús es el <<intercesor que solo muestra al Padre las llagas: esto sucede hoy, en este momento>>.

El pontífice concluyó proponiendo de nuevo las palabras de Jesús a Pedro, su oración: <<para que su fe no decaiga>>. Con la seguridad de que Él está rogando del mismo modo por cada uno de nosotros: “Yo ruego por ti hermano, hermana, ruego por ti, para que tu fe no decaiga”. Por ello debemos tener <<confianza en esta oración de Jesús, con sus llagas, ante el Padre>>.

MEDITACIONES DEL PAPA FRANCISCO EN LAS MISAS DIARIAS CELEBRADAS EN LA CAPILLA DE SANTA MARTA.