Sínodo parroquial


Sínodo parroquial
     ¿Un sínodo? ¿Pues eso no es cosa de obispos?
     Nuestro sínodo no es cosa de obispos. Es un sínodo parroquial. Un sínodo es una asamblea que se reúne para algo. En nuestro caso, nos reunimos para marcar la dirección que en la pastoral parroquial queremos llevar a lo largo del próximo curso. Será una reunión donde con la ayuda del Espíritu Santo, trataremos de discernir la voluntad de Dios para nuestra parroquia. Por tanto, estamos todos invitados a participar en el sínodo, porque la parroquia no es el cura, ni el sacristán, la parroquia somos tu y yo, mejor dicho, somos nosotros, todos formamos parte de ella.


¿Qué vamos a hacer?
     17:30     Oración
     18:00     Exposición de la jornada
     18:45     Trabajo en grupos
     19:30     Conclusiones
     20:00     Eucaristía
     21:00     Cena compartida

¿Cuándo? ¿Dónde? 
     El día 18 de junio, sábado, desde las 17:30. El sínodo va a tener lugar en la parroquia, y para el trabajo en grupos, nos repartiremos por las aulas de catequesis.

¿Cómo nos preparamos para el sínodo?
     Los siguientes textos y preguntas, nos pueden ayudar a prepararnos.

     Mateo 25, 14-30
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. … Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. … Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera.

Evangelium Gaudium 27
Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación.
La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad.

Preguntas para la reflexión
¿Qué talentos me ha dado a mí el Señor? La humildad que Cristo nos enseña, no nos lleva a decir que no valemos nada, que no somos nada, sino más bien todo lo contrario. El Señor me ha regalado unos dones, a mí, a mi persona. Y yo, en el Señor, todo lo puedo (Cf: Filipenses 4, 13).
¿Pongo mis talentos al servicio del Señor en su Iglesia?
¿Soy consciente de la llamada que el Señor me hace a ser misionero de su Amor, testigo de su Misericordia? (Mc 16, 9-20) (Misericordiae Vultus 16)
¿Cómo es la realidad que me rodea? ¿Es feliz mi familia, mis amigos, vecinos…? ¿Qué puedo hacer yo para comunicarles la Alegría del Evangelio? (Evangelii Gaudium 20-24)

     También podemos prepararnos para el sínodo orando

     Virgen y Madre María, tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro «sí» ante la urgencia, más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista, haciéndolo exultar en el seno de su madre. Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor. Tú, que estuviste plantada ante la cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección, recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya.

Te esperamos!!!