"Gracias de todo corazón, siempre estábamos pidiendo y el resultado ha sido una experiencia maravillosa" Joaquín Armero y Mª Encarnación Gil


Joaquín Armero y Mª Encarnación Gil, familia peregrina en el Camino de Santiago 2018 nos cuenta su experiencia.

En primer lugar, decir, que no sé cómo explicar la experiencia vivida en el Camino de Santiago con palabras que no se hayan dicho ya en los testimonios anteriores.

En un primer momento la sensación era de ser un grupo grande, cada familia por su lado o con solo sus amigos, pero al final éramos una sola cosa, podríamos decir una sola persona: no nos podíamos quejar mucho, pues para donde miráramos todos estábamos disponibles, cuando sufríamos en el caminar, todos nos ayudábamos, cuando reíamos todos reíamos. Al final del Camino éramos una familia.

Quiero dar gracias a Dios en primer lugar por nuestros hijos, es a través de ellos por los que nos acercamos a la parroquia y por los que iniciamos el camino. Además dar gracias por el grupo, que ha hecho posible que todo vaya bien, que siendo cada uno como sois, ha hecho posible la realidad del grupo. No os nombro porque seguro que dejo a alguien.

Gracias de todo corazón, siempre estábamos pidiendo y el resultado ha sido una experiencia maravillosa. Al principio íbamos un poco reticentes: la falta de intimidad, al dormir, asearse… pero pronto se cambió de actitud, nada de ello fue obstáculo, todo se superaba : mi sorpresa fue que cuando no podía subir las cuestas (me constaban horrores), mi marido cargaba con su mochila y la mía (siempre se lo agradeceré).

El segundo día de la peregrinación preguntaba: ¿Dios mío, porqué me has traído hasta aquí, si no puedo hacer el Camino?... No podía hablar con los compañeros, me faltaba el aliento…. Mi sorpresa fue que ese mismo día pedí para mi  y en voz alta que me ayudara; llegué casi la primera.
  
Otra cosa que siempre llevaba en mi cabeza era la situación que llevarían “los críos”… llegarían, sufrirían…. El regalazo fue el día en que los recibimos, antes de llegar a Santiago. Fue superemocionante. El Camino es una de las cosas que para quien no lo haya hecho, animo a que lo haga. Cuando ha pasado todo sufrimiento y cansancio  de golpe todo se olvida y solo hay palabras de agradecimiento. Ha sido un regalo.

Siempre he dicho que no quiero ser como Santa Teresa, que con mi fe me tiene que bastar, pero Dios me ha hecho ver la importancia de la oración en comunidad, sentir lo que todos sentimos, el compartir la Palabra de Dios, que cura nuestro espíritu, nuestra mente y cuerpo. Y sobre todo la importancia de la oración de petición.

Mi marido, Joaquín es de pocas palabras, solo dice que se identifica con Nicodemo.

No sé qué más deciros, que partimos de Cartagena con cuatro muy buenos amigos y que éstos se multiplicaron en poco tiempo. 

Os echamos de menos. Nos reencontraremos pronto.

PD: lo peor, el expoiler a Nicodemo.