Antonio Clemente, padre peregrino a Santiago con nuestra parroquia nos cuenta su testimonio vivido con sus hijo Pablo y Alberto en el Camino de Santiago 2018.
Este es el testimonio de Antonio, Pablo y Alberto, un padre
con sus dos hijos y sus mochilas cargadas de alegría e ilusión.
¿Cómo empezar?
Hace unos años había escuchado que el Camino de Santiago renueva a las
personas, les hace ver más allá del propio sufrimiento, las une y les nace un
fuerte sentimiento de solidaridad, entre otras muchas cosas.
Yo quería experimentarlo y por fin llegó mi oportunidad, la
parroquia iba a organizar una peregrinación con padres e hijos, era la ocasión
de hacerlo con Pablo y Alberto, mi mujer no podía, pero ella sabía que iba
conmigo.
Llegó el gran día, todo estaba preparado, estábamos dentro
de un autobús lleno de extraños, menos Javier, rumbo al Ferrol. A pesar de esto
yo sabía que iba a ser un viaje inolvidable. Así fue, después del primer sueño
ya me sentía como uno más, la familia había aumentado.
Llegamos al Ferrol y empezamos a caminar, yo no paraba de
asombrarme con cada gesto, con cada palabra de ánimo, con todo el cariño que
recibíamos, a Pablo y Alberto le aparecieron unas cuantas “mamás” que estaban
pendientes de que no les faltara de nada, y qué decir de ese tan esperado
avituallamiento, ¡¡¡QUÉ MARAVILLA¡¡¡, no había visto comer a Alberto tanto
melón y tanta sandía.
Pero lo más gratificante era al final del día cuando todos
habíamos conseguido llegar, ver como nuestros dolores y nuestras ampollas se
convertían en risas y compartíamos nuestras ideas en la catequesis, todo esto
me hacía pensar que el objetivo estaba cumplido.
Por fin llegamos a Santiago, no hay palabras para describir
tanta emoción. El padre Miguel a la cabeza como un buen pastor, todos llegamos
juntos, fue increíble ver a todos abrazándonos y haciéndonos fotos.
Gracias Señor y a toda esta gran familia.