Nuestra
experiencia del camino de familias fue muy positiva, aunque lo nuestro fue un
“accidente”, al principio íbamos un poco asustados por la responsabilidad que
teníamos de que todo saliera bien, miedo a fallar… pero conforme iban pasando
los días de peregrinación, sin darnos cuenta nos íbamos adentrando en una gran
familia que nos acogió con mucho cariño. Notábamos que había algo especial,
algo que nos empujaba a sustituir el cansancio por alegría y amor hacia todos.
Sentíamos
que nuestra estancia allí no fue por casualidad, sino que Jesús nos llamó, no
para andar, sino para ayudar a nuestros
hermanos. El Camino lo hicimos de otra
forma diferente, pero muy gratificante. Al llegar a los puntos intermedios y finales
y ver como se tomaban el alimento que le habíamos preparado, sentíamos el amor
del Señor que nos empujaba a hacerlo. Hemos visto la felicidad que se vive con
el Señor, con los hermanos, con los sacerdotes, en las catequesis, las
eucaristías, los rezos, la preparación de las comidas… era algo especial que no
habíamos sentido antes.
Gracias
a todos por vuestra ayuda, por haber creado esta gran familia que queremos que
siga creciendo en el amor a Dios y a la
Iglesia.
Gracias
también a Javi y Esther por su magnifica labor, a Coti por su gran ayuda y
gracias también a D. Miguel por darnos esta magnifica oportunidad de vivir la
gracia del Espíritu Santo en comunidad cristiana.
Esperamos
veros a todos muy pronto y poder compartir todo lo vivido en nuestra
peregrinación.
Un
fuerte abrazo de Julio y Valeri.